martes, 29 de diciembre de 2009

Cegado...

Entran los rayos del sol
llenando los espacios de color
y haciendo el aire respirable
indicando el inicio bullicioso de un nuevo día
ese brillo molesto que se filtra por cada rendija
indica que es momento de mover las cortinas
antes que el daño a los ojos sea irreparable
como se debe, todo está dispuesto
para que solo se necesiten los bombillos entrada la noche
aunque signifique no ver nada aparte de tu reflejo
en cualquier superficie brillante.

La luz amarilla profunda y ardiente
marca el momento de las tareas fastidiosas
y ese hermoso dolor en la parte de frontal de la cabeza
al abrir la ventana para salir de tu casa
te indica como una casa bien iluminada y llena de luz
es apta para albergar mi mundo
uno un poco más oscuro, donde los ojos no te duelen tanto
y aún así no necesitas esforzarte para verme
comprendería las miradas amargas de la gente
si me las dieran cuando hay un sol como este
y no es cierto...

Sentarse un momento para oír el ruido enmudecido
solo perfora aún más en tu cabeza
aislando aún más que la oscuridad
hace los segundos mas lentos
pero con menor significado
y al terminar el día sin mayor recuerdo
puedes apreciar que es otro día que dejaste pasar
que has perdido otro y lo echaste al vacío como al resto
ves que te haces más viejo sin saber porque
los temblores aumentan, las arrugas, los años
y te preguntas, ¿A qué horas llegaron?

El sol te hace olvidar de todo eso
con dolores cortos y punzantes
en la parte de atrás de las cuencas
donde ahora reposan unos ojos cansados
que necesitan toda la ayuda posible...
si, ya sé que te estás preguntando
que línea recorre tu cabeza
en ese lugar frío donde estas sentado
¿A qué horas me convertí en esto?

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