domingo, 3 de mayo de 2009

La redundancia de la nostalgia


Así que este es el lugar compartido por los que alguna vez creyeron que podían ser mejores, 
ya fuera por sí mismos o ya fuera por sus logros celebrados en las sombras de los otros; de cualquier forma, es la vagedad del viento y el impresionismo de los árboles, los que enloquecen la tristeza producida por aquella nostalgia suave, que solo se hace violenta al pasar los años.

Ya sea en las tristes vasijas destinadas a recordar lo que nunca se hizo, ya sea el fango poco denso que desestabiliza las creencias de sus habitantes, y ya sean los sonidos y las lagrimas que danzan en una mezcla de sentimientos que no encontraron otra forma de expresarse; la complacencia de este lugar, decorado por el desconocimiento de la forma, invita delicadamente a cruzarse con las más absurdas incongruencias de las decisiones contradictorias.

Así que este es el lugar compartido por los que alguna vez creyeron que podían ser mejores, por los que se rindieron contemplando o siendo contemplados; de cualquier forma, es la vagedad del viento y el impresionismo de los árboles, los que han matado mi alegria.

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