martes, 27 de enero de 2009

Al Final De Una Espera

Era ya una hora y media de espera inútil y la necesidad de innovar en algo para mi vista se vio reducida a cenizas en un segundo, ella parece emerger casi de la nada, pocos movimientos llamaron mi atención, demasiado grande el contraste con los demás entes en el pasillo, planos y sin sentido propio como esperando la hora de empezar a pensar en su siguiente asignación.

Como personaje aburrido estaba sentado en una banca de fría piedra (mármol de imitación) con la espalda tiesa y recostado en una gran ventana, también fría y que no hace justicia a mis meses de cuidado "intensivo", por un momento las miradas se cruzaron, demasiado interesantes sus ojos como para dejarlos pasar derecho sin la cortesía de devolver la mirada, sabia que mucho puede esconder, lo cual me anima mas a pensar en como poder hablarle.

Un caminar delicado, lo único entretenido en horas y ella se pasea mientras entra y sale, tratando de resolver un problema con sus papeles y sin olvidar intercambiar una mirada con el aburrido sentado en el mármol de imitación; mi dolor de espalda y la ridícula escusa de la hora sería la comunicación perfecta para hacer contacto, simple pero con grandes posibilidades, además estaba en uno de los ya acostumbrados viajes.

Al momento de realizar el retorno, con sus ojos atractivos profundamente fijos en los mios evitó que yo viera lo que escondía su gran portaplanos, la katana entra en mi pecho, a la altura de la ultima costilla evitando la espina, ningún cuchillo de mantequilla tuvo esta facilidad de uso, fijo en su rostro con su mezcla de placer, lujuria y esfuerzo camino con pasos cortos y llenos de dolor mitigado por su fragancia suave y encantadora, simple, pero con mucho poder.

A ese pequeño momento al llegar a su cuerpo, llenando su presencia con todos los esfuerzos combinados alcanzo a robarle el beso mas profundo y apasionado que jamas haya dado, ella responde con tanta furia que me dolió aun mas mis mejillas que el rastro ocre que queda en el suelo; pasando mis manos por su cabello castaño ahora un poco mas rojo y profundo y antes de que ella termine con mi ultimo aliento le devuelvo el favor con los tiros mas silenciosos que haya podido propinar con la confiable que siempre lleve en debajo de las chaquetas que casi siempre fueron criticadas.

El intercambio fue rápido, los momentos eternos y con un buen balance, ambos supimos dar lo nuestro a la mejor calidad desde el fondo de nuestras malas intenciones.

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